¿Puede una rectora de una escuela media gritarle a cuatro alumnas, fuera de sí, sólo porque ellas son "rebeldes"? ¿Se puede amenazar con sancionar a todo un curso porque se trata de alumnos que "no acatan las órdenes"? Lamento decir que sí, para la Secretaría de Educación de la Ciudad de Buenos Aires se puede, ya que permite que estas cosas sucedan un día como hoy, en que se ha realizado el acto del Día del Maestro.
¿Puede una rectora gritarle a una jefa de preceptores y a un preceptor porque permiten que un curso sea "rebelde"? ¿Suele ocurrir que un preceptor intente calmar a una rectora que grita desaforada, totalmente enfebrecida, casi al borde de la locura? No sabemos si esto suele ocurrir. Lo que sí sabemos los docentes del comercial, porque lo vivimos todos los días, es que una rectora así puede estar en su cargo todo el tiempo que le plazca. Este es el país de la impunidad. Este es el país en el que una rectora desprecia el Estatuto del Docente y las leyes de la legislatura del Gobierno de la Ciudad, pero que se sirve perfectamente de ellos para permanecer robando un sueldo de docente.
¿Qué se le explica a unos alumnos agredidos flagrantemente por una rectora enloquecida? ¿Cómo restablecer el vínculo con el colegio? ¿Cómo lograr que los alumnos no sueñen con incendiar la escuela?
Cuántas preguntas tristes. Cuántas dudas que los responsables de la educación no tienen ganas de responder. Todos, todos esperan que se la lleve de una vez la jubilación... ¿y mientras tanto?
10.9.04
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