Un compañero de trabajo me ha prestado el libro "La Otra Juvenilia - Militancia y represión en el Colegio Nacional de Buenos Aires 1971 - 1986", de Editorial Biblos, escrito por Santiago Garaño y Werner Pertot. He encontrado con horror que los sistemas represivos que se utilizaban durante la dictadura dentro de esa institución son muy parecidos a los que nosotros estamos obligados a observar dentro del comercial.
Veamos fragmentos del "Esquema normativo para preceptores" vigente en esos años de genocidio dentro del Nacional Buenos Aires. Hay que agradecer que nuestra rectora no tenga una copia en su poder (¿o sí la tiene?).
"El preceptor evitará toda tendencia a ganarse la simpatía del alumnado o poseer favoritismos. No tuteará a los alumnos ni se dejará tutear por ellos. Los conducirá con correcta exigencia, con firmeza y respetuosidad".
"El arquetipo de preceptor tiene que formarse en el espíritu del alumno con un pequeño componente de afecto, uno enorme de respeto y otro importante de razonado temor".
"Desde el momento en que los alumnos trasponen la puerta del colegio el silencio deberá ser absoluto, encargándose los preceptores del mantenimiento y restablecimiento del mismo si fuera necesario".
"Los alumnos permanecerán de pie y en silencio al lado de sus bancos hasta que el preceptor los salude".
En 1984 asume como rector Horacio Sanguinetti, y en su discurso inaugural se refiere a este tema:
"El régimen disciplinario tenderá a hacer compatible la libertad con el orden. No es cierto que ambos términos se opongan. El rector está consciente de que, como se dijo en 1918: la autoridad, en un hogar de estudiantes, no se ejercita mandando, sino sugiriendo y amando: enseñando".
Este es un país muy extraño. Aún los parientes y amigos de los genocidas ocupan cargos de poder, y muchos se ocupan de la educación de nuestros hijos.
24.8.04
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