¿Y esto?

Fuentes confiables que preferimos mantener en secreto nos han mostrado las pruebas irrefutables. La señora rectora ha comprado un suplemento sobre el finado Papa para mandar a los alumnos a hacer las pizarras conmemorativas (una de ellas puede apreciarse más abajo). Pero ahora sabemos que no lo ha comprado ella, sino que ha enviado la factura del quiosco de diarios y revistas ubicado frente al colegio a la Asociación Cooperadora. Y esta Cooperadora le ha reembolsado el importe de la revistita. Es decir, del esfuerzo de los padres de los alumnos, y del dinero que el Gobierno de la Ciudad envía a la Cooperadora han salido los recursos para sostener el delirio ultracatólico de una mujer que ocupa el cargo de rectora de una escuela pública. Ya estamos en Julio, y tal vez piense que, como Pinochet, su cargo es vitalicio.